Como cada año por estas fechas, el prejurado del Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma de la Diputación ha mantenido una reunión en el Palacio Provincial presidida por el diputado de Cultura, Juventud y Deportes y vicepresidente de la institución provincial, José María Bravo, y encabezada también por los coordinadores del galardón, Juan Manuel de Prada y María Antonia de Isabel Estrada, en la que han sido escogidos los títulos definitivos que optarán al Premio en su trigésima cuarta edición.
Después de una ardua labor de lectura de más de medio millar de trabajos recibidos, en la que han participado Carlos Cantero, Demetrio Martín y Fermín Herrero, habituales miembros del prejurado, además de los propios coordinadores, serán un total de catorce las aspirantes a suceder en el palmarés a ‘El secreto del mago’, de Luis Alberto de Cuenca.
Entre títulos que podrían ser reveladores como ‘Hilar la herida’, ‘Caídas’, ‘Carreteras que brillan en el bosque’, ‘Un jardín en Miraflores’, ‘Toda la tierra es un jardín de monstruos’, ‘¿Qué harías si yo muriera?’, ‘Las palabras tardías’ o ‘El alambre’ y otros algo más sugerentes o misteriosos como ‘Un gorrión hecho de sombra’, ‘Ramas de Mirto en la ciudad eterna’, ‘Buscando las tierras de Ofir’, ‘La huella azul’, ‘Átomo y conciencia’ o ‘Los tristes de Masaccio’, el jurado deberá ahora escoger y decidir el próximo 24 de mayo, fecha fijada para su encuentro, cuál de ellos es merecedor, no sólo del galardón, sino también de los 10.000 euros de premio que concede la Diputación, y cuál de los restantes merece el accésit al que la institución provincial dota de 3.000 euros.
“Este año el Premio ha sido más internacional que nunca”, aseguraba José María Bravo tras la reunión, resaltando que “hemos recibido libros procedentes de una veintena de países, incluyendo España, algo que hace que el Premio Gil de Biedma siga siendo un referente a nivel internacional y, sobre todo, a nivel iberoamericano”. La afirmación era secundada tanto por Juan Manuel de Prada como por María Antonia de Isabel Estrada, quienes agradecían el “esfuerzo especial de la Diputación para que participantes de otros países pudieran presentar sus trabajos con unos requisitos similares a los de los españoles”.
Y es que, en una convocatoria en la que se volvía a ofrecer a los autores la posibilidad de presentar sus poemarios de manera presencial, pudiendo descartar la vía telemática por sede electrónica, han sido un total de 595 -cerca de un centenar más que en 2023- las obras presentadas, que han vuelto a contar entre sus procedencias países de Hispanoamérica como Argentina, Colombia, México, Chile, Cuba, Ecuador, Costa Rica, Venezuela, Bolivia, Honduras, Nicaragua, Puerto Rico o Uruguay, pero también otros de Europa como Italia, Francia y Grecia, e incluso Rumanía o Ucrania.
“Es muy esperanzador porque creo que el premio sigue siendo ambicionado por poetas de allende y de aquende”, señalaba De Prada, augurando que “después del pequeño susto del año pasado, la evolución del premio es muy buena y su futuro va a ser tan provisorio como lo es su presente”. Además, ambos coordinadores manifestaban su agradecimiento a los miembros del prejurado por su “trabajo modélico”, que, a su juicio, ha logrado reunir en la selección de finalistas, tanto voces femeninas como masculinas y, tanto escritores jóvenes como veteranos.
“Una vez más hemos logrado hacer una selección muy variada, con estéticas muy dispares, que debe ser una seña de identidad del Premio”, concluía Juan Manuel de Prada, matizando que “el catálogo de seleccionados es una especie de compendio de lo que en estos momentos es la poesía en español, pudiendo presumir de reunir, desde voces más realistas, hasta otras más vanguardistas, existencialistas, barrocas o desbordadas”.